sábado, julio 01, 2017

16 años en Movistar.

Como se perdieron 16 años en una compañía de teléfonos, por no existir protección al usuario perenne.
La posibilidad de acceder a telefonía celular, me la otorgó una entidad financiera. Ésta me acogía a principios de los 2000 y yo le rendía labor para con sus fondos mutuos. Reconociendo con creces, que la sola instalación dentro de aquella organización, me dio acceso a muchos beneficios del mundo moderno y de consumo; situación que no habría sido posible si no hubiera ostentado tal plataforma de trabajo.
Pasó el tiempo y también la entidad financiera; sin embargo, yo mantenía mis comunicaciones con el operador que me dio acceso, al principio, a la telefonía inalámbrica. Llegando hasta el año 2009 y con ello una nueva oferta de plan. Aún, en aquella época, los minutos eran gravitantes y esa búsqueda y abultamiento eran las premisas para pedir más o aceptar la oferta de alguna de los operadores de la competencia. Sin embargo, cambiarme de compañía no era opción.
Con el tiempo, el avance de los datos se hizo evidente y el cambio de aparatos telefónicos, le dio importancia a la conexión hacia las redes digitales y le bajó la intensidad a la búsqueda de los tiempos en las llamadas. Ahí fue, como por el 2011, cuando adquirí una bolsa de conexión y le sumé otra hasta completar 1024 MB. La única situación, relevante, era que mi plan no quedaría sin datos y su sobreuso quedaba sujeto a la baja de intensidad en la conexión, en cuanto a los minutos de telefonía, estos tendrían un sobre precio luego de superar la cantidad mensual pactada: 650 minutos libres a todo destino.
En estos tiempos, fui bombardeado por ofertas de la competencia y en el análisis de mi plan, observando mi boleta mensual, todos los otros operadores me ofrecían más que mi compañía de telefonía y conexión a internet. Motivado por tanta oferta, concurría a una sucursal y acepté incrementar el doble de conexión de lo que mi boleta reflejaba y con un aparato telefónico de promoción.
Al insistirle a la persona que me atendió, en forma previa para saber si mi calidad de cliente tenía algún beneficio, fui enfático en que mi motivación era no perder los datos de conexión. Luego, al ser atendido en los módulos y proseguir con el cambio, otra vez insistí en mi necesidad con los datos y el enlace hacia la Internet; no obstante, aquello sucumbió muy luego.
En el transcurso de una semana, mi plan de datos había desparecido, y mi capacidad de compartir Internet y anclar mi computador hacia la Internet, se desvaneció. 
Realicé los contactos por plataforma RR.SS. para ver si existía alguna ayuda al respecto, pero la solución era contratar más Gigas. En ese mismo contacto se me sugirió ir a la sucursal física y ver hasta dónde podía alcanzar una solución pero…
No había posibilidades de retroceder en mi plan; no había posibilidades de devolver el aparato telefónico; al querer pagar el aparato, en su totalidad, tenía que pagar una cuota de castigo de $ 5.000.- más, para cancelar la deuda total. Resumen general de la situación: opté por irme de la primera y única compañía que me suministraba la comunicación.
Gracias por estos 16 años, sin mayores inconvenientes CTC, Telefónica, Movistar.
Atte.
Héctor Samuel Quijada Olguín.

No hay comentarios.:

 
Licencia Creative Commons
Este obra está bajo una licencia Creative Commons Atribución 2.0 Chile.